Los planes de pensiones privados son los más conocidos. Pero la gama de productos para la jubilación es más amplia. Todos tienen en común el enfoque: el ahorro a largo plazo. La diferencia radica más en la forma de hacerlo y de invertirlo. También existen distinciones a nivel fiscal.
La elección deriva del interés del cliente, de su capacidad, edad y perfil de riesgo. “Como fruto de un mayor conocimiento financiero de los ciudadanos, se observa cómo se escogen vehículos de ahorro que hasta hace pocos años eran impensables. Esto, unido a la caída de los rendimientos de la renta fija, ha permitido a un gran espectro de clientes el acceso a ciertos activos que no eran considerados para la jubilación, como son los fondos de inversión”, explica Jorge García García, director de la división de vida, accidentes y salud de Generali.
Los fondos son una posibilidad para complementar la prestación pública. Es un producto de largo plazo, pero se puede disponer del dinero en cualquier momento. En cambio, el rescate en los planes no se puede materializar hasta llegar a la jubilación, a excepción de algunos supuestos (paro, larga enfermedad…).
Ambas opciones ofrecen ventajas fiscales, pero a la hora del rescate, los fondos lo hacen como renta de ahorro y los planes de trabajo, al tipo que corresponda según el nivel de ingresos. “Nuestros clientes pueden acceder a estos activos con un riesgo controlado, a través de stop loss [orden para limitar las pérdidas] o de los fondos protegidos, que preservan el 80% del mayor valor alcanzado por el producto”, asegura García García.
Fuente: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/12/11/midinero/1544552112_906717.html
Autor: BEATRIZ PÉREZ GALDÓN